A finales de septiembre de 2015, el ejército ruso llevó a cabo sus primeros ataques aéreos en Siria y afirmó que estaban destinados a atacar a las posiciones de ISIS dentro del país. Los líderes militares y la administración de Obama de inmediato advirtieron de que Rusia es un aliado cercano del presidente sirio Bashar al- Assad y que los rusos finalmente dirigirían sus ataques aéreos contra los rebeldes sirios apoyados recientemente por los no partidarios estadounidenses.
Aquellos que se no son partidarios de más intervenciones en Siria sostienen que los esfuerzos de Estados Unidos para entrenar a rebeldes han fracasado miserablemente y que debemos permanecer fuera cualquier otro conflicto que tenga lugar en la región.
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