Durante tres años, John Kerry ha estado preocupado por lograr que China reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero excluyendo las emisiones derivadas del uso de la tierra y la silvicultura, las emisiones de China aumentaron un 13% entre 2015 y 2023, según estimaciones de Climate Action Tracker. Las emisiones estadounidenses cayeron alrededor de un 9% durante el mismo período. No se puede decir que el señor Kerry no haya intentado persuadir a China, incluido el uso de halagos verdes. "China ha producido más energía renovable, más solar y eólica que cualquier otro país", dijo el año pasado. Pero las emisiones de CO2 de China aún se han disparado a medida que aumentó la demanda de electricidad. En 2022, China representó el 53% de la generación mundial de carbón, dice el grupo de expertos Ember, y los nuevos permisos para centrales eléctricas de carbón en 2022 alcanzaron "el nivel más alto desde 2015". Ese es el año en que Beijing firmó el acuerdo climático de París que negoció Kerry, prometiendo reducir sus emisiones a partir de 2030. Global Energy Monitor rastrea las plantas de energía alimentadas con carbón en todo el mundo de 30 megavatios o más e informa que, en julio de 2023, China tenía 305 centrales eléctricas de carbón. Centrales eléctricas despedidas anunciadas o en proceso. Juntos podrán generar unos 391,7 gigavatios, aproximadamente el 70% de la capacidad total mundial a carbón actualmente anunciada, planificada, permitida o en construcción.
@ISIDEWITH8mos8MO
Considerando tanto la necesidad de desarrollo económico como la amenaza del cambio climático, ¿dónde debería trazar China el límite para equilibrar estas preocupaciones?